Qué pesados pueden resultar todos los asuntos relacionados con los tributos. Toda una maraña que solo un buen asesor tributario puede desentrañar: aquel profesional que se encarga de orientar a la empresa en el cumplimiento de sus obligaciones tributarias ante la hacienda pública. Pero, antes de escogerlo, conoce cuáles son los aspectos claves para identificar al mejor de ellos.
Aspectos claves a tener en cuenta en un asesor tributario
- Debe ser un buen planificador. Cuando este profesional planifica, no solo se limita a estudiar, establecer y cumplir con la carga impositiva correcta; en realidad busca valerse de la norma para optimizar los tributos de la organización aprovechándose de los beneficios que otorga la ley. Logra convertir una obligación en ventaja cuando optimiza los pagos de impuesto. No suena nada mal, ¿cierto? Así se obtiene una mejora en las finanzas de la empresa evitando la evasión fiscal.
Un buen planificador tributario determina el momento justo en que la empresa debe cumplir con sus obligaciones tributarias. Además de presentar un conjunto de alternativas que cuantifiquen un impuesto en el que la organización pague estrictamente lo necesario.
- Debe contar con los conocimientos y las herramientas necesarias. Parece ser una consideración obvia, pero, por una parte, el experto tributario se encuentra en la obligación de estar al día en cuanto a la normativa legal vigente aplicable al área de tributos, y, por la otra, ha de conocer todo lo referente a la situación tributaria de la empresa, la aplicación de las normas contables y fiscales y las obligaciones formales que les corresponda.
Es como un médico que debe conocer la información referente a su especialidad (tributos) y aplicarla para diagnosticar al paciente (empresa) en procura de su salud financiera.
- Debe poder representar a la empresa. En el caso en que se someta a la empresa a una inspección tributaria o a cualquier otro tipo de procedimiento de orden fiscal, este profesional está en el deber de transformarse ahora en el abogado de la misma. Ha de representar a la organización ante organismos como la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales para hacer valer sus derechos en materia tributaria.
Esta función incluye la capacidad de saber analizar e interpretar adecuadamente la norma en aras de evitar multas y otros recursos que vayan en perjuicio de tus intereses.
- Debe poseer conocimientos de la normativa nacional e internacional. Como las organizaciones ocupan espacios geográficos determinados, es lógico que estén sometidas a la normativa local y autonómica en donde se desempeñan. Pero este conocimiento ha de ir incluso más allá, si tu empresa realiza negocios con el extranjero, tu asesor tiene la responsabilidad de conocer todo lo necesario sobre esta legislación (como la de derechos aduaneros, por ejemplo), como si se tratase ahora de un traductor que se ocupase de aclarar para ti la comunicación tributaria con otros países.
- Debe tener una alta capacidad de organización y control. Este experto debe poder identificar la información y las responsabilidades tributarias, hacer uso de bases de datos confiables, aplicar la normativa legal correcta, etc. Es decir, comportarse como un director de orquesta para controlar que cada proceso se lleva a cabo cómo y cuándo es necesario, siempre en aras de los mejores intereses de la organización.
Debe poseer la capacidad de asesorar en el área patrimonial en cuanto a la transmisión de bienes y derechos de los contribuyentes, sucesiones de personas o la estructura y composición de un patrimonio personal; se preocupa por la empresa y las personas.
Nada fácil, ¿verdad? Pues de estos factores depende la calidad del servicio que te puede brindar una asesoría tributaria de excelencia.